miércoles, 15 de febrero de 2017

UN GAY ¿NACE O SE HACE? OCHO ESTUDIOS SOBRE GEMELOS MONOCIGÓTICOS ROMPEN LA IDEA DEL GEN HOMOSEXUAL

¿Por qué algunas personas sienten atracción por el mismo sexo? La pregunta plantea un dilema al lobby gay en su intento de marcar la agenda política y cultural. Si esa atracción es sobrevenida y obedece a una amplia diversidad de causas personales y familiares posteriores al nacimiento, tendrían que dar la razón a quienes proponen la posibilidad de su reversión, hoy satanizados como supuestamente homófobos. Si esa atracción tiene un origen genético, los homosexuales quedarían singularizados ya desde la vida intrauterina con un marcador ineludible que choca con la evidente finalidad biológica de perpetuación de la especie de la función sexual, algo que rompería con la idea de normalidad que se esfuerzan por difundir y favorecería la intolerancia de los homófobos reales.
Un reciente artículo de Lupo Glori en Corrispondenza Romana aborda la cuestión guiándose exclusivamente por los estudios científicos sobre los supuestos orígenes genéticos de la atracción por el mismo sexo:
Gay, ¿se nace o se hace? La fatídica pregunta acerca de la existencia de un presunto gen gay innato vuelve de vez en cuando, si bien hace tiempo que este interrogante ha recibido respuestas amplias e inequívocas. No hace mucho, la cuestión fue planteada de nuevo por una organización americana de ex gays llamada PFOX [Parents and Friends of Ex Gays and Gays, Padres y Amigos de Ex Gays y Gays], cuando a finales de 2014 promovió en Richmond, capital del estado de Virginia, una amplia campaña publicitaria para dar a conocer los datos científicos reales sobre la homosexualidad.
En particular, dichos datos hacen referencia a distintos casos de gemelos monocigóticos, perfectamente idénticos, que sin embargo difieren en sus tendencias sexuales. Existen por lo menos ocho importantes estudios científicos llevados a cabo sobre gemelos idénticos en Australia, los Estados Unidos y en Escandinavia durante los dos últimos decenios que demuestran que los homosexuales no nacen homosexuales.
Ninguna significación estadística
El doctor Neil Whitehead, que tras haber prestado servicio durante 24 años como investigador científico para el gobierno de Nueva Zelanda y haber trabajado para las Naciones Unidas y la Agencia Internacional para la Energía Atómica, desempeña hoy el cargo de asesor en algunas universidades japonesas, subraya el irrelevante papel de la genética en la elección de la orientación sexual, al afirmar: «Como mucho, la genética es un factor secundario». Los gemelos monocigóticos derivan de una única célula huevo fecundada, es decir, son nutridos en condiciones prenatales iguales y comparten el mismo patrimonio genético.
De aquí deriva que si la homosexualidad fuera una tendencia innata, establecida por los genes, dicha atracción debería ser idéntica en los gemelos monocigóticos. Como observa efectivamente el Dr. Whitehead: «Puesto que tienen ADN idénticos, deberían ser idénticos al 100%». Sin embargo, dicha hipótesis es desmentida por la realidad de los hechos que afirman que «si un gemelo idéntico tiene atracción por el mismo sexo, la posibilidad de que su gemelo tenga la misma atracción es sólo del 11% para los hombres y del 14% para las mujeres, aproximadamente». El Dr. Whitehead concluye, por lo tanto, excluyendo categóricamente que la homosexualidad pueda depender de factores genéticos: «Nadie nace gay. (…) Los factores predominantes que crean la homosexualidad en un gemelo idéntico y no en el otro deben ser factores post-parto».
Según este especialista, la atracción hacia el mismo sexo está determinada por «factores no compartidos», hechos que suceden a un gemelo pero no al otro, o por una reacción personal distinta ante un acontecimiento específico por parte de uno solo de los gemelos. La pornografía, los abusos sexuales, un ambiente familiar o escolar particular: todos ellos son elementos que pueden influir de manera distinta en uno de los gemelos respecto al otro. Un gemelo puede no ser capaz de interactuar socialmente como el otro gemelo, teniendo así una sensación de soledad que podría llevarlo a la necesidad de ser aceptado por un grupo de personas; y, en algunos casos, dicho grupo se convierte en una comunidad LGBT. De hecho, según el doctor Whitehead, «predominan estas respuestas individuales e idiosincrásicas a ciertos acontecimientos casuales o a factores ambientales comunes».
Estudios coincidentes
El primer estudio serio y profundo sobre gemelos monocigóticos fue llevado a cabo en Australia en 1991, seguido por otro gran estudio americano en 1997. Hoy, el instrumento principal para la investigación biomédica, según el especialista, son los registros nacionales sobre gemelos: «Los registros de gemelos son la base de los estudios modernos acerca de los gemelos. Ahora son muy amplios y existen en muchos países. Por el momento se está proyectando un gigantesco registro europeo del que formarán parte 600.000 miembros, pero uno de los más grandes actualmente en uso está en Australia, con más de 25.000 gemelos registrados».
En 2002, la pareja de sociólogos americanos Peter Bearman (Universidad de Columbia) y Hannah Brueckner (Universidad de Yale) publicaron un estudio (Opposite-sex twins and adolescent same-sex attraction [Gemelos de sexo contrario y atracción por el mismo sexo en adolescentes]) que incluyó a 5.552 parejas de gemelos de los Estados Unidos, evidenciando que la atracción por el mismo sexo entre gemelos idénticos era común sólo en el 7,7% de los hombres y el 5,3% de las mujeres. La misma investigación examinó el cambio de orientación sexual durante el curso de la vida, observando cómo la mayor parte de estos cambios, que tuvieron lugar por vía "natural" más que terapéutica, estaban dirigidos hacia una heterosexualidad exclusiva: el 3% de la población heterosexual afirmó haber sido en el pasado también bisexual u homosexual. Al final dichos datos hicieron emerger un dato curioso según el cual el número de personas que han cambiado su orientación sexual hacia una heterosexualidad total resulta más alto que la cifra actual resultante de sumar bisexuales y homosexuales. En otras palabras, concluye Whitehead, «los ex gay superan en número a los gays actuales».
De nuevo, la realidad le da con la puerta en las narices a la ideología. La loca y tendenciosa investigación de los activistas LGBTQ sobre la existencia de un codiciado gen gay que afirmaría la normalidad de la homosexualidad se debe detener bruscamente ante los indiscutibles datos concretos que certifican claramente que la homosexualidad no tiene nada de genético o natural. Más que de "gen gay" sería correcto haber de "virus gay"; de hecho, si nadie  nace con el gen de la homosexualidad todos, y en particular las jóvenes generaciones, están en riesgo de ser contaminados por la ideología de género impuesta como diktat ético por la mentalidad cultural dominante.